Sigo siendo la misma, porque no quiero cambiar; soy histérica, egocéntrica, malcriada, caprichosa, mal humorada, indecisa, insegura y estoy loca, lo sé. Creía que el mundo era un cuento de hadas, pero al ver que no había un final feliz, o a veces no hay un final, mi mundo se vino abajo. Creo en el amor, en dios, en la esperanza, la fe, la paz, pero sobre todo sigo intentando creer en mí. Se que me equivoco, a veces me doy por vencida, fallo una y otra vez, decepciono, lastimo, ignoro a los que quiero; pero cuando intento cambiar eso, me pierdo, me hundo, caigo. Soy una niña, que esta jugando a ser mujer, no se lo que quiero, no se que es el amor, no se nada de la vida, pero intento aprender de cada fallo, de cada prueba, de cada intento. Caigo mil veces, pero me levanto mil y una veces más. Camino un paso al frente, y a veces después doy dos para atrás. Me confundo y me vuelvo loca pensado las cosas, pero a veces hago cosas sin pensar, me sigo equivocando en las decisiones, pero a veces acierto. Y sigo jugando, una y otra vez, a ser perfecta, pero en realidad soy totalmente imperfecta. Pretendo ser libre, pero la única libertad total que tengo esta entre las cuatro paredes de mi habitación, donde nadie me puede juzgar. Soy libre entre las palabras, entre lo que escribo, en cada párrafo, en cada frase, en cada oración, en cada letra. Tampoco pretendo que me entiendan, porque a veces ni yo lo hago, ya no espero nada de la gente; ya me decepcionaron, pero también yo ya decepcioné, ya me amaron y no supe amar, pero también ya ame, y no me valoraron. Ya no me miro en el espejo para ver como cambie, porque por dentro soy la misma, aquella niña sensible, que llora, que ríe, que grita, pero cuando escribe es libre.
miércoles, 20 de julio de 2011
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