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jueves, 28 de junio de 2012

Cobarde

Hace 8 meses se fue, jamas me dijo adiós, ni siquiera un hasta luego, pero de todos modos lo entiendo, siempre lo entenderé. Todos creen saber que es lo mejor para mi pero no lo saben, estoy cansada de escuchar el tic tac del reloj, que me avisa que el tiempo esta pasando, y si que esta pasando rápido. No puedo negar que sigo mal, si, quizás sea una exagerada, una dramática, una trastornada, una depresiva, pero estoy mal, y no puedo demostrar lo contrario. Todavía tengo ese vació en el pecho desde aquel día, tengo que decir adiós, tengo que dejarlo ir, pero nose como hacerlo. Me alegra saber que esta bien, a veces me pregunto si esta mejor ahora que antes, o si me extrañara de vez en cuando. Quisiera contarle tantas cosas. Y si, lo admito, soy una cobarde, tengo mucho miedo, pero nose a que. Yo creo que esto es lo mejor, nose si lo mejor pero lo más fácil, aunque lo que más me daña, pero es que simplemente no puedo ir a verlo, no puedo aceptar que el ya no esta, no puedo avanzar. 

viernes, 22 de junio de 2012


Nunca quise a alguien como lo quiero a él, él me volvió una adicta de sus besos, él es toda mi necesidad, lo único que hay en mi mente. No puedo evitar morderlo cada vez que me besa, es mi única tentación. Sus brazos son el lugar más mágico y seguro que jamás había conocido, su risa es el sonido más lindo que jamás había escuchado, y sus miradas me trasmiten una felicidad incomparable. Él me da ese amor que siempre necesite. Él es capaz de hacerme olvidar del mundo entero cuando estamos juntos. Él está en mi pensamiento cada noche, y es lo único que deseo ver al despertar. Su sonrisa vive permanente en mi mente, sus manos encajan perfectamente con las mías. Él es el único capaz de volverme loca, y la persona que más feliz me hace.  Él logra hacerme sentir perfecta,  y él es la persona perfecta para mí. Que solo quiero vivir agarrada de su mano, porque sé que nunca me va a soltar. Él es la pieza que faltaba en mí. 





Al final el dolor ceso, las angustias y ataques de desesperación en plena noche se acabaron, las heridas ya no duelen, las cicatrices ya no se abren tanto, yo no odio la situación; nunca pensé que una persona pudiera llorar tanto, pero las lagrimas me purificaron, ya no queda nada adentro, toda la bronca, la culpa, esas ganas inmensas de gritar, se fueron, como te fuiste vos aquella tarde soleada. Que rápido que pasaron los meses, pero ahora que no estas tengo que confesarte que te extraño, que las tardes se me vuelven solitarias cuando no estas, que extraño no tener con quien pelear y discutir, se me hace extraño que tus fotos ya no estén en la casa, que esas revistas con las que podías pasar horas no estén tiradas en la mesa, en el placar o en el baño. Que no este ni tu bufanda ni tu gorro en el perchero, ni el termo y el mate en la mesa. A veces extraño que al prender el televisor no este a todo volumen, ni este ese canal que tanto mirabas. De apoco se me van olvidando cosas, cosas que no quiero olvidar, pero con el tiempo se van. El reloj nunca se paro, los días pasan, cada vez más rápido, y sin embargo no puedo evitar llorar al nombrarte, al sentir que ya no estas. Porque cuando te fuiste me perdí, porque todas esas cosas con las que crecí se fueron, y de golpe todo cambio, y yo no estaba lista para cambiar. 


viernes, 15 de junio de 2012

El pasillo largo, los pasos y voces que retumban. Estoy sentada en la escalera sola, con los ojos llenos de lagrimas, vacía. Me levanto, camino. Es un día oscuro y de tormenta. Hacia tanto tiempo que no me sentía tan invisible, tan poca cosa. No entiendo porque siempre mi estado de animo tiene que depender de los demás, me jode que la mas mínima cosa me haga mal, me jode que me dejen sola, pero en realidad no me dejaron sola, en realidad no lo sé, nose si yo me fui, o me abandonaron. Odio tanto ser tan vulnerable, y depender de todo el mundo, odio tener que sentir todo el tiempo que me quieren, odio tener que necesitar permanentemente que me abrasen, o que alguien me recuerde que me necesita, porque sino me pierdo tan fácil. Hay momentos en los que me siento mal, en los que estoy totalmente perdida, y empiezan a volver todas esas peleas internas conmigo misma, todos los traumas, y los recuerdos que trato de tener bloqueados, y necesito que alguien me venga a salvar, y odio necesitar eso. Todo lo que necesito es amor, es lo único que me salva de las caídas.


martes, 5 de junio de 2012

Yo sé lo que a ella le molesta, se que ella hubiese preferido que a mi me gustaran más las matemáticas que leer un libro, que a ella le hubiese encantado que yo fuera inteligente, que estaría muy feliz si yo fuera como mis hermanos, en vez de ser todo lo contrario; pero bueno, no soy así, no soy para nada lo que ella quiere, pero el problema es que no logra entenderme, no logra entender porque leo, o porque escribo todo el día a veces sin parar, ella no entiende porque me obsesiona tanto una simple cosa como sentarme enfrente a una pagina en blanco, o porque me desespera estar sin leer un libro, ella nunca supo el porque, el porque lo hago? que tiene que me atrapa tanto?. Supongo que desde que mi corazón se rompió en mil pedazos, que desde que mi hermosa vida perfecta se vino abajo, que desde que el espejo me empezó a torturar, que desde que algunas personas se fueron de mi vida, me encerré en mi mundo, y escribía, escribía todo lo que me dañaba, y me fui alejando de la gente, de la vida real, y me apasione por los libros, imaginarme todas las cosas que se narraban me fascinaba, ponerme a leer y olvidarme del mundo, era algo magnifico, olvidarme por un rato de todos. Y escribir me salvo de mi misma, tenia que canalizar mis angustias de algún modo, y no me quería lastimar, y escribía, y escribía, y seguía escribiendo, y me calmaba, porque mientras escribía, lloraba, y sacaba todo lo que me hacia mal para afuera, y después no quedaba nada. Aprendí a ser paciente, a callarme las cosas, a aguantar cada golpe que me hacia la vida, a poder soportar cuando nadie me toma enserio. Escribir y leer fueron las dos únicas cosas que me ayudaron a aguantar mi  propia soledad.