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miércoles, 4 de abril de 2012

Solo escuchaba gritos, escuchaba insultos y palabras espantosas. Estaba acostada, solo quería dormir, y por más que lo intentaba no podía. Me dolía el pecho, me costaba respirar, no podía dejar de llorar, me levante y me encerré en el baño, me mire en el espejo, y no me reconocí. Tenía los ojos rojos, tenía todo el rímel y el delineador corrido de tanto llorar, estaba pálida, despeinada, con una cara que a kilómetros se le notaba la tristeza, de repente no me reconocía. No entendía como me pudo pasar eso, no entendía donde había quedado aquella niña sonriente, no entendía como ahora no quería sonreír.


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